viernes, 7 de octubre de 2011

Tercera parte

Un mes después...
-Estoy nerviosa, Nick.
-Tranquila. Es nuestra graduación, y solo va a haber una de este tipo una vez en la vida. Pásalo bien.
-Lo haré. Sobre todo, contigo a mi lado. Te quiero, Nick.
-Y yo a ti, Cintia. No sabes hasta qué punto.
En ese momento, una altavoz la llamó, y ella subió a coger el diploma. Luego, llegó el turno de Nick.
Media hora más tarde bailaban al son de la música, uno muy cerca del otro. Él se inclinó hacia ella y susurró:
-Tengo una sorpresa para ti. Pero primero disfruta, nos quedan tres horas de baile hasta las siete. - Cintia asintió.
El tiempo pasó lentamente, quizás más de lo que Cintia podía esperar, pero finalmente pasaron las tres horas prometidas.
-¿Adónde me llevas, Nick? - rió Cintia al ser arrastrada hasta su coche.
-Es la sorpresa. Creo que te va a gustar.
Minutos más tarde se encontraban delante de una casa de campo que, a pesar de no ser muy grande, a Cintia le pareció el lugar más acogedor del mundo.
-¿Y esto? - preguntó Cintia en voz baja -. ¿Me estás enseñando tu casa?
Nick la miró divertido.
-Ahora es mi casa. Y espero que te guste, porque me encantaría que fuera también la tuya.
Cintia retrocedió un paso y lo miró con los ojos brillantes. Tras un instante de silencio cargado de expectación, Cintia se lanzó a sus  brazos repitiendo en su oído "¡Es perfecta!" hasta que se quedó sin aire.
Entraron cogidos de la mano, y Nick le fue enseñando cada dependencia de la casa hasta llegar a la planta superior. Esta tenía una habitación, no muy grande debido a la forma del tejado, y Nick enrojeció levemente al decirle que era el dormitorio. Con el corazón latiéndole con fuerza, Cintia se asomó y se quedó sin respiración. Era todo blando, incluso las paredes, y justo en el centro, arrimada a la pared por el cabecero, había una cama enorme con mullidos cojines, blancos, por supuesto.
-Me encanta - susurró Cintia -. De verdad. ¿Me... me puedo quedar a dormir hoy aquí?
-De eso se trataba - rió Nick -, pero avisa a tus padres, para que no te esperen hoy.
Apenas había acabado de enviar el mensaje, cuando Nick la cogió de la cintura. Cintia se percató de que estaban solos. Completamente solos.
-Mmm... ¿hacemos la cena?
Nick la miró intensamente, y el corazón de Cintia latió un poco más rápido, si eso era posible.
-Creo que puede esperar - respondió. Y la besó.

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