jueves, 6 de octubre de 2011

Segunda parte

Cintia se sentó en la hierba y suspiró. Le gustaba ese lugar. Las aguas del lago salpicaban la orilla, bordeada, unos metros más atrás, por árboles de todos los tipos. Perfecto para aislarse del mundo en momentos como aquel. Dos lágrimas se deslizaron mejillas abajo. No podía, se dijo. No podía seguir ignorándolo. Estaba enamorada de aquel chico nuevo que tanto empeño ponía en conocerla. Pero no quería. La última vez que le había sucedido, un muchacho de ojos castaños había sido el culpable, y más tarde la había abandonado, dejando en su corazón una herida que tal vez nunca sanaría. De pronto, levantó la cabeza y lo vio. Estaba allí, en ese pequeño oasis de paz, y era real. La chica observó, impotente, cómo él bordeaba el lago para colocarse detrás suyo y rodearle la cintura con los brazos. Sin saber muy bien cómo, estando tras ella, consiguió fijar sus ojos grises en los de Cintia, y le preguntó con una voz preocupada pero que rozaba la dulzura:
-Cintia, ¿qué te ocurre?
Y no pudo soportarlo más. Cintia se volvió y, abrazándole con fuerza, se puso a llorar en su hombro, susurrándole al oído.
-Que te quiero, Nick. Te quiero con toda mi alma. Y no quiero, porque... - calló.
-¿Por qué Cintia? No lo reprimas. Confía en mí. ¿Qué te ocurre? - repitió en el mismo tono de antes.
Y Cintia se lo contó todo: la última vez que de había enamorado, el dolor que le había provocado y, finalmente, el vacío que le había dejado y que nadie había sido capaz de rellenar. Hasta ahora.
-Cintia, yo no soy así. Y también te quiero, desde el momento en que tu brazo rozó el mío sin querer. No lo dudes - añadió al ver la reticencia de ella -, yo nunca, nunca jamás te haría daño.
Y el muro que los había separado hacía unos instantes se desvaneció completamente cuando Cintia, ahora totalmente segura de sí misma, se refugió aún más en su pecho, y una reconfortante sensación recorrió todo su cuerpo cuando él se inclinó hacia ella para besarla con delicadeza. Por ese motivo, segundos después, fue tan difícil separarse de él para volver a casa, donde seguramente la estarían esperando.
Antes de irse, sin embargo, se volvió una sola vez, justo a tiempo para ver cómo Nick le guiñaba un ojo con cariño y se internara en la espesura en dirección contraria. Cintia suspiró, como había hecho momentos antes de que él apareciera, pero ahora por motivos muy diferentes, y tomó el camino que la llevaría a su casa.

2 comentarios:

  1. OH DIOS MIO QUÉ BONITOOOOOO!, en serio, buf me ha emocionado, no me esperaba esto jejeje, eres una maga de la literatura!, quiero seguir leyendo mas jiji, ahora que ya son pareja!, tequieroo(L)

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  2. Jajaja no sera para tanto :$
    tequieroo (L

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