Otra vez igual. Espera, lo conseguí... se me fue. ¿O debería decir que volvió? No lo entiendo ni yo, ni siquiera tiene lógica lo que acabo de anotar en mi libreta de apuntes de Geografía. Todo por su culpa, ¿o debería decir por la mía? No lo sé, porque la que soy demasiado estúpida soy yo, pero él es el causante de mi estúpidamente estúpida frase escrita ante mis ojos, en la que no se sabe qué estupidez pone. Porque entre las palabras, encontrando huecos entre los símbolos que las forman, se encuentra cada letra que compone su nombre. Venga, otro pequeño esfuerzo... nada, no merece la pena. Me rindo. En el momento en el que esa derrota se percató de su victoria, no digo miles, pero si un par de recuerdos a los que no les había concedido importancia antes tomaron forma en mi mente y me reproché a mi misma, tal vez por enésima vez, o tal vez más, no haber tenido el suficiente tacto para no haber provocado lo que ahora sucedía. Le perdí. Lo veía en cómo me ignoraba, en cómo cuando miraba en mi dirección yo era un cristal transparente para él, en cómo había cambiado su carácter, por lo menos bajo mi punto de vista. En todo.
Le perdí. Por el día tonto, o por el tonto de todos los días. El bolígrafo se me escurre entre las manos, pero no me importa. Le perdí.
que triste Marina...pero que cierto. Aveces no podemos volver atrás y olvidar se vuelve la más dificultad de las tareas.
ResponderEliminarBuen trabajo ^^
Me alegro de que te guste :D Fue en un momento de esas circunstancias (no tan dramático, pero algo así). Un besín, y a mi también me encantan tus entradas :)
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